Redacción. Madrid
A partir de un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se ha desarrollado una molécula que disminuye la neuroinflamación y la muerte neuronal, y modula la neuroplasticidad en la sustancia negra, zona del cerebro afectada en la enfermedad de Parkinson. Este compuesto, que ya ha sido patentado y licenciado, ha mostrado resultados positivos en modelos murinos de párkinson y, en un par de años, podría entrar en fase de ensayos clínicos en humanos.
La investigadora del CSIC Ana Martínez.
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“Se trata de un nuevo fármaco potencial para la enfermedad de Parkinson. Posee un mecanismo de acción innovador que podría llegar a cambiar el curso de la pérdida neuronal asociada a esta enfermedad”, explica la investigadora del CSIC en el Instituto de Química Médica Ana Martínez, que ha presentado los resultados del estudio en el XI Congreso Internacional sobre Alzheimer y Parkinson celebrado en Florencia.
Según este estudio, el compuesto S14 es capaz de inducir la formación de nuevas neuronas dopaminérgicas en ratones dañados con 6-hidroxidopamina, la neurotoxina más empleada en el desarrollo de modelos experimentales de párkinson en roedores.
En la actualidad el tratamiento de esta enfermedad es paliativo y tiende a reemplazar la acción de los neurotransmisores perdidos mediante la administración de L-dopa y otros agentes, con el objetivo de aumentar el nivel de dopamina y sus efectos. Según los investigadores, el principal problema relacionado con este tratamiento es que el uso prolongado de L-dopa produce movimientos anormales e involuntarios en los pacientes, lo que empeora más su calidad de vida.
Patente y licencia
La molécula S14 ha sido patentada y su licencia de explotación ha sido adquirida por Araclon Biotech, empresa de Grifols. “Dados los buenos resultados obtenidos en ratones, ya se han iniciado los trabajos de desarrollo preclínico, con el fin de solicitar la autorización para, en un par de años, empezar la fase clínica en humanos”, añade la investigadora del CSIC. El desarrollo preclínico del nuevo fármaco ha sido financiado parcialmente por un proyecto del programa Innpacto de colaboración público-privada.
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