Redacción. Valencia
Desde hace unos meses, el Hospital Clínico de Valencia y el Hospital San Francesc de Borja de Gandía están aplicando bótox en personas que sufren migrañas crónicas y sobre las que no hace efecto ninguno de los tratamientos actuales, una terapia que, de momento, tiene un uso compasivo, pero que les proporciona una mejor calidad de vida.
José Miguel Laínez.
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En octubre de 2010 la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) aprobó el empleo de la toxina botulínica (bótox) como tratamiento preventivo para las migrañas crónicas. José Miguel Laínez, jefe del Servicio de Neurología del Clínico, ha señalado que confía en que en pocos meses también pueda ser utilizado este tratamiento para el resto de pacientes con migrañas, y no solo para aquellas más severas.
Este tratamiento consiste en inyectar pequeñas dosis de bótox alrededor de la cabeza, específicamente en los lugares que las migrañas atacan con más frecuencia: la frente, las sienes o la parte posterior de la cabeza. Según ha explicado Laínez, aunque el efecto comienza a notarse a la semana o diez días, dura entre tres o cuatro meses.
“Llevamos unos meses aplicándola y la verdad es que mejora la calidad de vida del paciente”, ha señalado el neurólogo, quien ha indicado que los episodios de migraña se distancian en el tiempo y es más episódica. La migraña normal o episódica afecta a entre un 13 y 14 por ciento de la población, mientras que las migrañas crónicas, con dolores fuertes de cabeza al menos quince días al mes, las sufren entre el 1,5 y 2 por ciento de la población.
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