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Lunes, 16 de abril de 2012   |  Número 52
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ACTUALIDAD
COMO DEPRESIÓN, APATÍA O DOLOR
El 90 por ciento de los pacientes con párkinson tiene, al menos, un síntoma no motor
Presentan una guía divulgativa y de concienciación para pacientes y profesionales sanitarios

Redacción. Madrid
La enfermedad de Parkinson no es sólo un trastorno del movimiento. A los síntomas motores clásicos de la enfermedad, como temblor en reposo, bradicinesia, rigidez e inestabilidad postural, se suma una amplia variedad de síntomas no motores que requieren un diagnóstico y tratamiento adecuados. Entre los síntomas no motores se incluyen los trastornos neuropsiquiátricos y de la conducta, tales como depresión, ansiedad, apatía, demencia, alucinaciones o trastornos del sueño, sin olvidar otro tipo de trastornos como el del control de los impulsos, síntomas gastrointestinales, etc.

Portada de la guía divulgativa.

Para concienciar sobre su existencia y relevancia, tanto entre los profesionales médicos como entre los pacientes y sus familiares, la European Parkinson’s Disease Association (EPDA), en colaboración con la Federación Española de Párkinson (miembro de la EPDA) y Lundbeck España, han editado el manual La Vida con Parkinson. Síntomas no motores. En su elaboración han participado pacientes europeos aportando su testimonio, así como especialistas en el tratamiento de esta enfermedad, quienes comparten algunos casos clínicos, todo ello para ofrecer una radiografía real sobre los síntomas no motores de la enfermedad y su impacto en la calidad de vida de quienes padecen la patología.

“Los trastornos de conducta son frecuentes y están presentes en todas las fases de la enfermedad de Parkinson. En las fases iniciales, la clínica depresiva, la apatía y los trastornos de ansiedad están presentes en hasta la mitad de los pacientes. La depresión, además, constituye ya en estas fases, una de las principales variables que afecta a la calidad de vida, por delante de los mismos trastornos motores”, afirma Javier Pagonabarraga, neurólogo del Hospital de Sant Pau de Barcelona. “La depresión, las alucinaciones y los delirios (paranoide, de celos) acaban afectando a una amplia mayoría de pacientes, y cuando se presentan con suficiente intensidad, acaban conformando la principal queja tanto del paciente como de sus familiares”, añade.

Para este especialista, “los trastornos del control de impulsos, en relación con el uso de agonistas dopaminérgicos, y la aparición en fases más tardías de alucinaciones y delirios acaban de conformar el perfil de afectaciones neuropsiquiátricas característico y altamente discapacitante de la enfermedad de Parkinson. Hasta un 15 por ciento de pacientes con enfermedad de Parkinson desarrollan trastornos adictivos. De entre ellos, la hipersexualidad patológica, la ludopatía y el punding o la afición adictiva por ciertas aficiones, constituyen los trastornos adictivos más frecuentes”.

Los síntomas no motores pueden aparecer en cualquier estadio de la enfermedad de Parkinson. Algunos, como la disfunción olfativa, el estreñimiento y la depresión, pueden preceder a los síntomas motores en más de una década. Si bien no es posible actualmente establecer un diagnóstico de la enfermedad de Parkinson basándose únicamente en los síntomas no motores, se espera que una mejor comprensión de estos síntomas iniciales dispares pueda conducir en el futuro a un diagnóstico y tratamiento tempranos.

Muchos de estos síntomas están infradiagnosticados. Así, se estima que el dolor, uno de los síntomas no motores más frecuentes, puede afectar a entre un 40 y 75 por ciento de las personas con enfermedad de Parkinson. Encuestas recientes han demostrado que cerca del 90 por ciento de las personas con enfermedad de Parkinson tiene al menos un síntoma no motor, y aproximadamente un 10 por ciento presenta hasta cinco síntomas no motores.

Los síntomas no motores pueden tener gran repercusión en la vida de las personas con enfermedad de Parkinson en la misma medida o más que los síntomas motores, especialmente durante los últimos estadios de la enfermedad. A diferencia de los síntomas motores, para los cuales hay tratamientos disponibles, los síntomas no motores suelen ser poco reconocidos o no se tratan debidamente aunque existen tratamientos eficaces. El reconocimiento y tratamiento de estos síntomas a tiempo y el conocimiento de sus repercusiones en las rutinas diarias pueden contribuir a mejorar la calidad de vida.

En opinión de Pagonabarraga, “los neurólogos que traten a los pacientes deben tener un conocimiento preciso de las armas terapéuticas de que disponen (tanto de sus beneficios como de sus efectos secundarios), y hace falta que el paciente con enfermedad de Parkinson sea atendido no sólo por un médico, sino que sea asistido por enfermeros, psicólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas”.

La detección tardía de los síntomas no motores puede derivar en discapacidad, mala calidad de vida y costes de atención sanitaria crecientes de la enfermedad de Parkinson en la sociedad. Los síntomas no motores, tales como alucinaciones visuales, demencia y caídas, son una causa importante de hospitalización e internamiento, y el principal factor generador de costes del tratamiento de la enfermedad de Parkinson. El reconocimiento de estos síntomas es, por tanto, esencial para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y un acceso más rápido al tratamiento. Por último, no se puede dejar de recalcar la importancia de un enfoque multidisciplinario, inclusive el apoyo a los cuidadores.
 

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