Redacción. Madrid
Científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra han determinado que el estrés crónico suave puede estar implicado en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Los resultados se han publicado en la revista científica Journal of Alzheimer's Disease.
Rafael Franco, Ana García Osta, Mar Cuadrado, Alberto Pérez Mediavilla y Ana Ricobaraza, investigadores del CIMA.
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El desarrollo de la enfermedad de Alzheimer de tipo esporádico, que representa el 95 por ciento de los casos, está asociado a diferentes factores de riesgo, genéticos y ambientales. Si bien el principal es el envejecimiento, el estrés crónico también se ha relacionado con la aparición de esta enfermedad.
Mar Cuadrado, investigadora del Área de Neurociencias del CIMA y autora principal del trabajo, ha explicado que el estudio trata de determinar si un proceso de estrés crónico suave, similar al estrés clásico en la vida diaria, podría influir en la aparición de esta patología neurodegenerativa.
Según ha señalado, han utilizado “ratones jóvenes con alzheimer inducido, que todavía no presentan los rasgos característicos de la enfermedad”. “Tras someterles a un protocolo de estrés crónico de seis semanas de duración, observamos que estos animales presentaban una pérdida de memoria severa y un aumento significativo de los dos principales marcadores de la enfermedad de Alzheimer: el péptido beta-amiloide y la proteína Tau fosforialda, dos proteínas que se acumulan en el cerebro de los pacientes de enfermedad de Alzheimer”.
Por lo tanto, concluyeron que “un estrés suave, aplicado de manera crónica, contribuye a agravar y acelerar los principales rasgos de la enfermedad en estos animales, que presentaban una predisposición genética para desarrollar alzheimer”.
Según han explicado desde el CIMA, “hay muchos estudios que avalan que el estrés produce deterioro cognitivo”. Además, los pacientes con depresión tienen episodios de pérdida de memoria y el estrés es uno de los factores que se asocian a la depresión. “El trabajo confirma que el estrés podría afectar directamente a los marcadores propios de la enfermedad de Alzheimer”, ha comentado Cuadrado.
En la actualidad, los investigadores del CIMA tratan de utilizar estos resultados para obtener modelos animales que desarrollen todas las características de los pacientes de enfermedad de Alzheimer. “De esta manera, se podrán ensayar con más fiabilidad nuevas moléculas diseñadas para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer”, ha apuntado la investigadora.
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