Sandra Melgarejo / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Con motivo del Día Mundial del Párkinson, el 11 de abril, la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) han celebrado una sesión académica conmemorativa, en la que Rosario Luquin, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN ha destacado que el párkinson es “la enfermedad reina de las patologías neurodegenerativas porque se puede ayudar bastante a los pacientes”.
“Los neurólogos estamos acostumbrados a tratar enfermedades en las que podemos hacer muy poco por los pacientes, pero en párkinson tenemos tratamientos que les permiten hacer una vida relativamente normal y durante bastante tiempo”. Según Luquin, el hecho de que las terapias funcionen “ha favorecido la investigación en nuevos fármacos y que se haya alcanzado un desarrollo considerable en el tratamiento de esta enfermedad”.
Pedro García Ruiz Espiga, de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, considera que “el impacto del tratamiento actual de la enfermedad de Parkinson ha sido realmente mágico. Era una enfermedad terrible que cambió en cuestión de meses cuando se introdujo la levodopa”. Sin embargo, ha reconocido que este fármaco “tiene sus limitaciones: es un tratamiento sintomático muy efectivo, pero después de la primera década aparecen complicaciones”.
El neurólogo ha recordado otras opciones terapéuticas, como la estimulación cerebral profunda, “el segundo milagro tras la levodopa”. “Es altamente efectiva, pero no es neuroprotectora y no frena la evolución de la enfermedad, depende mucho de la edad del paciente y hay que contar con las complicaciones propias de toda cirugía cerebral”, ha lamentado. No obstante, ha indicado que se están investigando otros núcleos cerebrales cuya modulación podría mejorar los resultados actuales.
Con respecto a los últimos avances, ha destacado que la terapia génica puede ser eficaz en la enfermedad de Parkinson. “Ya se ha publicado el primer artículo que demuestra que la infusión del gen de la enzima que produce GABA es eficaz si se infunde en el núcleo subtalámico. Esto supone una revolución y la primera piedra para pensar que puede ser eficaz en párkinson y, quizá, en otras enfermedades neurodegenerativas”, ha explicado.
Por su parte, Lydia Vela, responsable del Servicio de Neurología del Hospital Fundación Alcorcón de Madrid, ha hecho hincapié en los trastornos no motores de la enfermedad de Parkinson, que “alteran mucho la calidad de vida de los pacientes y son muy prevalentes”. Sin embargo, ha lamentado que “el 43 por ciento de los síntomas no motores no se declaran en la consulta” y que “si los pacientes no los cuentan, puede ocasionar un mal diagnóstico y un peor manejo de la enfermedad”. Uno de estos síntomas no motores es la demencia, que con el tiempo pueden llegar a desarrollar entre el 30 y el 40 por ciento de los pacientes, según ha matizado Juan Carlos Martínez Castrillo, de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, encargado de abordar el diagnóstico diferencial del párkinson durante la sesión.
A la izquierda, el académico de número Pedro Sánchez García; Joaquín Poch Broto, vicepresidente de la RANM, y Rosario Luquin. En el centro, Lydia Vela y Pedro García Ruiz Espiga. A la derecha, Eva López Valdés, secretaria de la Junta Directiva de la SEN, y Mª José Catalán, coordinadora de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
|
El 15 por ciento de los pacientes tiene menos de 45 años
Según datos de la SEN, en nuestro país tienen párkinson entre 120.000 y 150.000 personas y cada año se detectan unos 10.000 casos nuevos, lo que la convierte en la segunda patología neurodegenerativa más prevalente, tras el alzheimer. El 70 por ciento de las personas que padecen párkinson en España tiene más de 65 años, mientras que el 15 por ciento no supera los 45 años. La coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN ha relacionado el aumento de la incidencia, tanto en la población más joven como en el resto, a que el diagnostico se realiza mucho antes. No obstante, Luquin ha reconocido que “el diagnóstico sigue siendo un aspecto a mejorar”. “La enfermedad de párkinson se puede manifestar a través de síntomas, como torpeza, lentitud, rigidez muscular o pérdida de equilibrio, pero también por otros síntomas que nada tienen que ver con trastornos del movimiento”, ha detallado. De hecho, en un 40 por ciento de los casos, la primera manifestación es la depresión.
Es frecuente que las personas afectadas de párkinson sufran síntomas premotores de la enfermedad como depresión, ansiedad, apatía o nerviosismo. Dos de cada tres personas pueden experimentar algún tipo de disfunción sexual y, en la misma proporción, padecer alteraciones de sueño. Por otra parte, hasta el 15 por ciento de los pacientes en tratamiento pueden desarrollar trastornos del control de los impulsos. “Es importante que, ante los primeros síntomas, o al desarrollar cualquier tipo de comportamiento anómalo una vez diagnosticada la enfermedad, se consulte con el neurólogo. La enfermedad de Parkinson, aunque sea crónica, tiene multitud de posibilidades terapéuticas tanto para combatir los síntomas de la propia enfermedad, como para los efectos adversos que puedan presentarse”, ha asegurado Luquin.
|