Sandra Melgarejo. Madrid
Un estudio publicado recientemente en Science muestra que el fármaco bexaroteno, aprobado para el tratamiento del cáncer desde hace una década, consigue revertir en 72 horas los efectos de la enfermedad de Alzheimer en ratones. El hallazgo ha sido calificado de “avance espectacular”, pero Pablo Martínez-Lage, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), matiza que es “espectacular en el ratón”, pero que la comunidad científica “ya está demasiado mal acostumbrada a ver que lo que es espectacular en el ratón, realmente no hace nada en el cerebro humano”.
Pablo Martínez-Lage.
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En opinión de Martínez-Lage, “el efecto del fármaco es muy llamativo porque en muy poco tiempo limpia las lesiones cerebrales del alzheimer, pero un efecto similar en un cerebro humano es muy difícil de predecir”. “Tenemos la mala experiencia de la vacuna, cuyo resultado en el ratón fue muy espectacular, pero al aplicarlo en personas no se tuvo en cuenta que el cerebro humano es mucho más complejo y el péptido beta-amiloide no se deposita simplemente por un cambio genético, sino que depende de muchísimas otras cosas. En el caso de la vacuna, los anticuerpos que se desarrollaron contra el amiloide también se dirigieron contra otras estructuras del cerebro, lo que terminó dañando el cerebro y produciendo la muerte de algunas personas que participaron en el ensayo clínico”, recuerda el neurólogo. “Con esta lección aprendida, que este anticanceroso limpie los depósitos de amiloide del ratón transgénico es importantísimo, pero hay que ver qué aplicación real puede tener en el paciente”, añade.
No obstante, el coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias afirma que “este fármaco es esperanzador porque abre una nueva línea de investigación absolutamente novedosa en enfermedad de Alzheimer”. Como explica Martínez-Lage, se sabe que uno de los principales factores de riesgo de alzheimer es tener ApoE4, mucho menos eficaz que la ApoE3 y la ApoE2 para sacar el amiloide patológico del cerebro. El mecanismo de acción de bexaroteno aumenta la síntesis de ApoE y consigue eliminar el amiloide más rápido, lo que lo convierte en “una vía de tratamiento que hasta ahora no se había ensayado”.
Aunque siempre es “muy aventurado hablar de tiempo”, de demostrarse la eficacia del fármaco en humanos, el tiempo que tendría que pasar para que bexaroteno estuviera disponible para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer “se acortaría, puesto que es un fármaco que ya está aprobado para otras enfermedades y está demostrado que es seguro”, detalla Martínez-Lage. Así, solo habría que demostrar que “es un fármaco eficaz y que la vía de administración necesaria para que llegue al cerebro es segura, lo que supondría un mínimo de cinco años”, aunque el neurólogo reconoce que lleva “20 años oyendo decir que en cinco años habrá un remedio para la enfermedad de Alzheimer”.
El alzheimer se propaga por sinapsis neuronal
Por otro lado, una investigación publicada en la revista PloS One sugiere que la enfermedad de Alzheimer avanza neurona a neurona, a través de los circuitos cerebrales, mediante un mecanismo semejante a una infección, aunque es este caso el agente no es un virus, sino la proteína alterada Tau. Según Martínez-Lage, “esta hipótesis de la propagación de tipo priónica tiene una importancia crucial porque explicaría por qué el alzheimer empieza en un sitio muy concreto del cerebro y se va extendiendo a otras partes también muy concretas. No es una enfermedad que ocurra caprichosamente y que se vaya propagando por el cerebro de manera desordenada, sino que está cada vez más claro que va siguiendo unos patrones anatómicas”.
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