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Martes, 03 de mayo de 2011   |  Número 30
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enfermería neurológica
PREMIO A LA MEJOR COMUNICACIÓN ORAL CONCEDIDO POR EL PÚBLICO DE LA XVII REUNIÓN ANUAL DE LA SEDENE
Formar a los familiares de los pacientes reduce los costes sociosanitarios del ictus
Un trabajo de enfermeras del Hospital Ramón y Cajal de Madrid demuestra que enseñar a los cuidadores reduce el tiempo de hospitalización y ayuda al afectado a recuperar su autonomía

Sandra Melgarejo. Madrid
El público de la XVII Reunión Anual de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene) concedió el Premio a la mejor comunicación oral al trabajo ‘Formador de cuidadores de pacientes con ictus’, de María Villares Ojea, Cristina Blázquez Talabán, Josefina Jiménez Mena y Esther Martín González, de la Unidad de Ictus del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

Josefina Jiménez Mena, Cristina Blázquez Talabán,
Esther Martín González y María Villares Ojea.

Como explican las autoras, el personal de Enfermería percibe el desamparo, la soledad y el estrés que sienten las familias sobre las que recae el cuidado de los pacientes con ictus, una situación que viene acompañada de un aumento de las demandas de servicios sanitarios, de costes indirectos y de una repercusión negativa en su calidad de vida.

En este sentido, el estudio premiado partió de la idea de que la Enfermería es la herramienta principal para formar a estos cuidadores. Los objetivos del trabajo son demostrar la necesidad de proveer formación en conocimientos, técnicas de cuidados y autocuidados para cuidadores de pacientes con ictus; valorar la continuidad de cuidados al alta, y demostrar la veracidad de la hipótesis de partida con respecto a la necesidad de información y formación que tienen estos cuidadores principales.

El grupo de estudio consta de 100 sujetos, que pasaron por la Unidad de Ictus del Ramón y Cajal de mayo de 2009 a mayo 2010. A los familiares de los pacientes se les hicieron dos cuestionarios: uno a las 48 o 72horas del ingreso y otro tras la acción formativa. Ambos cuestionarios constaban de 30 preguntas dicotómicas sobre temas relacionados con el ictus, causas, secuelas, cuidados, autocuidados y recursos.

En la comparativa de los resultados se observa la gran diferencia existente entre la preintervención y la postintervención, ya que después de la formación los encuestados afirman conocer más aspectos de la enfermedad que antes, lo que indica que “la intervención ha sido muy efectiva”, según las autoras, que detallan que “la diferencia es menos significativa justo en aquellos temas sobre los que la formación incide menos”.

Tras estas acciones formativas se pasaba a los familiares un cuestionario de satisfacción, cuyos resultados revelan que la gran mayoría de los usuarios (96,7 por ciento) “aceptan de muy buen grado el ofrecimiento de la formación y piensan que es muy necesaria la existencia de un lugar y una persona física a la que puedan dirigirse”; el 53,8 por ciento considera que el tiempo dedicado a la formación fue suficiente, y el 96,8 por ciento, que los contenidos eran claros y comprensibles.

Además, señalan las autoras, “cambia la actitud de las familias con respecto al personal de Enfermería y el hospital, ya que se sienten mucho más seguras y confiadas. Ven al personal de enfermería como su herramienta principal a la hora de conocer y adaptarse a todo lo que conlleva el ictus y también es muy beneficioso para el paciente, dado que su cuidador se ve capacitado para cuidarle y ayudarle a recuperar su autonomía”.

Así, las autoras destacan que “formando a las familias se consigue que el apoyo del cuidador y el profesional de Enfermería sea recíproco; beneficios para el paciente a la hora de recuperar su autonomía; una reducción del tiempo de hospitalización y de costes sociosanitarios, y una disminución de infecciones nosocomiales”. Al mismo tiempo, “la figura del profesional de Enfermería se ve muy reforzada tras este tipo de intervenciones y queda abierta una puerta a la continuidad de cuidados extrahospitalarios, pudiendo llegar a protocolizarse este tipo de formación, de manera que atención especializada y primaria pudiesen trabajar en conjunto a la hora de prevenir, cuidar, vigilar y aconsejar sobre el ictus”.

Para el equipo que ha elaborado este trabajo, el galardón de la Sedene es un reconocimiento a “un trabajo duro, pero muy satisfactorio”. El reto ahora es abrir una consulta para familiares de pacientes con ictus, para lo que esperan el apoyo de la dirección del centro. La comunicación ‘Formador de cuidadores de pacientes con ictus’ también obtuvo el tercer premio en las Jornadas de Enfermería del Hospital Ramón y Cajal.

| La información que figura en esta edición digital está dirigida exclusivamente al profesional destinado a prescribir o dispensar medicamentos por lo que se requiere una formación especializada para su correcta interpretación |

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