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Lunes, 31 de marzo de 2014   |  Número 95
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EN PORTADA: LOS DEBATES DE ‘PUBLICACIÓN MÉDICA DE NEUROLOGÍA’ Y LA SEN
LA CRISIS HACE PELIGRAR LA SOSTENIBILIDAD DE ESTAS ORGANIZACIONES
La buena marcha de las sociedades científicas es positiva para la población general
La formación continuada que ofrecen es imprescindible para la mejora técnica y científica de los especialistas

Sandra Melgarejo / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
La preocupación por la sostenibilidad de las sociedades científicas en tiempos de crisis ha protagonizado el debate organizado por Publicación Médica de Neurología y la Sociedad Española de Neurología (SEN), en el que han participado Antonio Gil, presidente de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN); Antonio Pedroche, director gerente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO); y Carmen Sánchez, directora del Área Económica de la SEN. Los tres han coincidido en que la labor de formación continuada que hacen estas organizaciones beneficia a la población general, y han destacado también el papel de las sociedades científicas como interlocutores de la Administración y garantes de la atención sanitaria.

Antonio Gil, presidente de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN); Carmen Sánchez, directora del Área Económica de la Sociedad Española de Neurología (SEN); Sandra Melgarejo, redactora de Publicación Médica de Neurología; y.Antonio Pedroche, director gerente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

¿Cuál es la finalidad de las sociedades científicas?

Introducción al tema de debate.

Antonio Pedroche: Todas somos sociedades soberanas, independientes y sin ánimo de lucro, y el objetivo fundamental es la formación continuada de nuestros asociados. Lo que intentamos es la mejora continua de la especialidad a través de la formación, la elaboración de documentos científicos, protocolos… En definitiva, tener una actividad puramente científica hecha por nosotros y para nosotros.

Carmen Sánchez: Además de la formación de los socios, la SEN fomenta otras actividades que hagan crecer la Neurología en nuestro país. La finalidad es la misma desde su fundación.

Antonio Gil: Las sociedades científicas también tienen una función de asesoramiento e, incluso, de control de las diferentes especialidades. Por ejemplo, ahora debemos, desde un punto de vista objetivo y estrictamente científico, asesorar a quienes hacen las leyes sobre la formación que tienen que tener los neurólogos españoles. Así, las sociedades no sólo velan por la formación de los socios, sino por la formación pregrado, así como por las situaciones de inequidad en la atención, la prevalencia de patologías, la situación de los pacientes, etc.

¿Cuál es la importancia de su sostenibilidad para la sociedad en general?

Carmen Sánchez: Entender la importancia de las sociedades científicas es entender para qué sirven y cuál es el beneficio que aportan no sólo a los socios, sino a la sociedad en su conjunto y a la organización de la gestión y la asistencia sanitaria. Ahora mismo, las sociedades científicas son las principales responsables de la formación continuada de los médicos en nuestro país y no hay que olvidar la repercusión que eso tiene en la asistencia directa a nuestros pacientes. Incrementar la calidad científica y técnica de nuestros médicos es un objetivo muy interesante para la sociedad en general.

Carmen Sánchez, directora del Área Económica de la SEN, destaca la importancia de las sociedades científicas.

Pero es que, además, la parte de asesoramiento a las Administraciones y la denuncia de situaciones injustas o de recortes también repercute en la población general. En este momento de crisis, las sociedades científicas se han convertido en defensores y adalides de la asistencia sanitaria.

Antonio Gil: En nuestro país, la formación continuada no es una exigencia para el ejercicio de la Medicina y esta formación la hacen, fundamentalmente, las sociedades científicas. Si éstas caen, sería un verdadero desastre. Hay un aislamiento total de los ministerios de Educación y Sanidad en cuanto a presupuesto para las sociedades científicas, y si los financiadores de la industria fallan, nos encontramos sin recursos.

¿Cómo se han financiado tradicionalmente las sociedades científicas? ¿Cómo ha cambiado la relación con la industria farmacéutica y que formas de financiación alternativas se barajan?

Antonio Pedroche: Tradicionalmente se han financiado a través de las cuotas de los socios y de los beneficios que se obtienen en la organización de actividades como los congresos, que redundan en la propia sociedad. La tendencia en los últimos años es la autofinanciación y lo que hacemos con la industria farmacéutica es llegar a acuerdos puntuales que son convenientes para ellos y para nosotros, no nos amparan porque sí. Nadie patrocina nada, están porque les interesa y porque obtienen un beneficio. Evidentemente, la crisis y los recortes han afectado a la industria. Eso, unido al código deontológico de Farmaindustria, ha hecho que la relación se modifique.

Carmen Sánchez: El cambio que se ha dado en los últimos años es hacia una forma un poco más proactiva por parte de la sociedad científica para buscar fondos. Hemos tomado conciencia de que nuestras actividades pueden ser una fuente de ingresos para la propia sociedad. La relación con la industria ha cambiado: nosotros ofrecemos y pedimos, y ellos ofrecen y piden. Ahora la financiación de las sociedades se ha hecho más transparente porque todo tiene que estar más claro, y hemos tomado conciencia de lo que tenemos, cómo lo conseguimos, en qué lo gastamos y para qué.

Antonio Gil: La situación para las sociedades pequeñas como la nuestra, que no tienen cuota, es crítica. La última reunión anual de la AMN costó 30.000 euros y nos las vimos y deseamos para poder financiarla de una manera limpia y clara. Y el socio de a pie, ¿cómo se forma si tiene que pagar las actividades y no puede permitírselo en estos tiempos? O hay una ayuda estatal para la formación o ciertas sociedades no van a poder subsistir y, obviamente, los socios no se van a formar. Podemos buscar alternativas, como congresos virtuales, pero la realidad es que el cambio es complicado. No hay que pensar sólo en la subsistencia de la sociedad, sino en que los socios puedan acceder a las actividades.

Antonio Pedroche, director gerente de la SEGO, habla sobre la financiación de las sociedades.

Antonio Pedroche: Cuando hablamos del sostenimiento de las sociedades médicas estamos intentando ayudar a nuestros socios a acceder a formación, documentación y reuniones. El esfuerzo que hacemos para flexibilizar las sociedades es, evidentemente, para que nuestros socios puedan cumplir sus objetivos.

Si, como financiación alternativa, se pide al socio, por ejemplo, una cuota para poder acceder a actividades que antes eran gratuitas, el socio puede ser más exigente con lo que la sociedad le está ofreciendo…

Antonio Gil: Como socio de la SEN, lo que le exigiría sería que me facilitase la formación, no que me cobrase por los cursos...

Carmen Sánchez: Cuando hablamos de otras fuentes de financiación de las actividades, el objetivo fundamental no es que la obtención de los ingresos recaiga en los socios, sino todo lo contrario. De lo que se trata es de entender el valor de las actividades que hacemos, incluso para gente no asociada, que son quienes, fundamentalmente, tienen que pagar para participar en ellas. La SEN no cobra a los socios por asistir a los congresos y el beneficio que se obtiene en estas actividades se dedica a actividades como poner a disposición de los socios un gabinete de asesoría científica, un servicio de traducción, becas para asistir a otros congresos… Se procura que la obtención de recursos revierta en los socios.

Antonio Pedroche: Los socios tienen que tener una sensación de pertenencia a la sociedad científica. Antes eran sociedades muy cerradas, con mucho volumen de socios, pero pocos participando activamente. Creo que todas se están esforzando en abrirse y todas están en la vía de utilizar las nuevas tecnologías para acercar la sociedad a los socios, que también es una forma de optimizar mejor los recursos. Hay que buscar argumentos y herramientas que, desde el punto de vista científico, faciliten al socio su trabajo diario, porque eso hace que se sienta bien en su sociedad científica, que esté satisfecho, que participe de forma activa y que pague la cuota convencido.

Carmen Sánchez: Para que las sociedades funcionen se necesita gente que quiera trabajar, y el trabajo en todas las sociedades es un trabajo voluntarioso y no remunerado. Muchas veces, los socios somos poco participativos. Es fácil pedir, pero a la hora de participar… No obstante, creo que eso también está cambiando en la situación que tenemos; la gente toma más conciencia y, por lo menos, pregunta y participa más en el quehacer diario de la sociedad.

Antonio Gil, presidente de la AMN, detalla los efectos de la crisis y solicita la colaboración de la Administración.

No en vano, se habla de las crisis como oportunidades de cambio. ¿Están cambiando más cosas?

Antonio Gil: No puedo decir mucho… En la AMN no tenemos un duro, no tenemos director gerente, no tenemos empleados, no tenemos ni sede alquilada y, sin embargo, hacemos bastantes actividades. Somos una sociedad muy pobre, es un planteamiento totalmente diferente al de las grandes sociedades. Aunque cobrásemos una cuota a los socios, tampoco tendríamos la capacidad ni los recursos para hacer otras cosas. Para las sociedades pequeñas sí que hay una crisis terrible; la industria farmacéutica está ayudando mucho menos; y cada vez va menos gente y expositores a las reuniones internacionales. Las sociedades pondrán todos los medios para subsistir, pero el Estado se tiene que dar cuenta de que no puede tener la formación continuada de todos sus médicos gratis, alguna vez tendrá que pensar en aportar, sobre todo si algún día quiere tener unos médicos mejor formados y auditados.

Antonio Pedroche: En tiempos de crisis todo cambia. Deberíamos tener recursos de la Administración, pero no los tenemos, así que debemos gestionar el cambio. La Administración dirá que los profesionales se forman en sus hospitales, pero no todos son hospitales de tercer nivel. La única manera de poder seguir adelante es adaptarnos a los cambios y buscar la satisfacción de los socios, que cada vez están más unidos.

Carmen Sánchez: El último paso que queda es que todos estos cambios que estamos viviendo de puertas para adentro empiecen a vislumbrarse en el ciudadano de a pie y en los propios pacientes. Es verdad que hay situaciones muy diferentes entre unas sociedades científicas y otras. El análisis no puede ser el mismo, depende del tamaño de la sociedad y de los objetivos de cada una. Los objetivos de una sociedad autonómica con 300 asociados, como la AMN, no pueden ser los mismos que los de la sociedad nacional de la especialidad, la SEN. No todas las actividades que se hacen en una sociedad nacional tienen su razón de ser en la autonómica, que, a lo mejor, tiene que dedicarse a cosas más concretas de ámbito local.

Si aprovechamos estas oportunidades para hacer una reflexión y para colocar cada cosa en su sitio, sacaremos algo bueno de las apreturas y de los agobios que estamos pasando. Estoy de acuerdo con que en los sitios pequeños y con menos medios las condiciones son mucho más duras y la crisis repercute más, pero vamos a dar un paso más allá en esa reflexión para conseguir que los problemas sean menores.

Ronda de conclusiones

Ronda de conclusiones.

Antonio Pedroche: Todos nuestros objetivos van en base a la formación y al desarrollo profesional. No podemos prescindir de nuestro objeto social y estamos haciendo todos los esfuerzos para cumplir con nuestros objetivos. Cada sociedad dispone de unos recursos y puede utilizar métodos diferentes, como las nuevas tecnologías. Todas estamos trabajando en la misma línea. Pero de lo fundamental, de la formación continuada y de la formación de los residentes, no podemos prescindir.

Carmen Sánchez: También es irrenunciable el papel de las sociedades científicas en la defensa de la especialidad. Tienen que ser interlocutores válidos de la Administración a la hora de asesorar, emitir comunicados, elaborar guías, etc., para que quede claro que defienden la postura, la existencia y la promoción de la especialidad frente a quien sea y junto a quien sea. Además, siempre hay que estar abierto a solucionar con flexibilidad las nuevas situaciones y los temas económicos tienen que formar parte, cada vez más, de la conciencia del socio y del funcionamiento de la propia sociedad científica.

Antonio Gil: La formación es fundamental, pero la promoción de la investigación también lo es. Cuando no hay fuentes de financiación, los científicos se marchan y el país no investiga. Si los propios especialistas dejamos caer las sociedades y el Estado lo contempla alegremente, vamos a la debacle total. Ha habido mucho gasto, se han organizado actividades sociales lúdicas y se han desarrollado áreas que, probablemente, no eran tan necesarias, y ahora hay que centrarse en lo indispensable y llevar ahí todos los recursos posibles.

Vea el debate completo en Sanitaria2000.tv

 

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