Redacción. Santa Cruz de Tenerife
El Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) aplica desde hace siete años en el centro hospitalario la monitorización neurofisiológica intraoperatoria, un sistema de vigilancia que se aplica en determinadas intervenciones quirúrgicas en zonas que pueden verse comprometidas con el objetivo de detectar y evitar posibles daños neurológicos irreversibles durante la operación.
El servicio de Neurofisiología del HUNSC fue el primero de los hospitales públicos canarios en implantar la monitorización intraoperatoria. En la actualidad, se efectúa una media de tres monitorizaciones neurofisiológicas de alto riesgo a la semana, dando lugar a que en 2010 se llegaran hasta las 104 operaciones monitorizadas.
La monitorización intraoperatoria es un sistema de vigilancia eficaz y
efectivo para evitar el daño neurológico en las intervenciones.
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Las especialidades quirúrgicas del HUNSC en las que más se emplea esta técnica de seguimiento y control durante las operaciones corresponden a Neurocirugía, Traumatología y Otorrinolaringología, entre otras, ya que suelen realizar intervenciones quirúrgicas de alto riesgo desde el punto de vista neurológico, donde es imprescindible su utilización para que, durante la operación, no pueda verse comprometido el sistema nervioso y de esta forma evitar lesiones secundarias, de enorme coste social así como económico.
Aplicaciones de la monitorización intraoperatoria
La monitorización intraoperatoria se aplica, por ejemplo, en campos como la Neurocirugía, ya que los profesionales pueden trabajar en zonas como la corteza cerebral, de extrema complejidad y en la que debe actuarse con sumo cuidado; o, como también sucede en Traumatología, donde en las intervenciones de escoliosis (curvatura anormal de la columna vertebral) se puede producir daño en la médula espinal y provocar parálisis en las piernas y también en los esfínteres. En el campo de la Otorrinolaringología, por ejemplo, se emplea este procedimiento en extirpación de tumores en la glándula parótida, para evitar lesiones en el nervio facial, responsable de que podamos sonreír, abrir y cerrar la boca o los ojos.
Por tanto, la monitorización intraoperatoria es un sistema de vigilancia eficaz y efectivo para operar al paciente conociendo al instante si en algún momento de la intervención se ha producido algún daño neurológico o éste puede evitarse.
Para José María Garrido, jefe del servicio de Neurofisiología, “el hecho de contar con una técnica que avisa a los cirujanos en las operaciones a modo de señales de alerta supone, por un lado, tranquilidad para el profesional sanitario que ejecuta la operación al permitir avanzar en la línea más adecuad, intentando evitar daños neurológicos irreversibles y, por otro, desde luego el más importante, ofrecer garantías al paciente y mayor seguridad, pues se dispone de herramientas tecnológicas que facilitan la labor de los cirujanos”.
Según explican los doctores del servicio de Neurofisiología del HUNSC, Leopoldo Méndez y Ana Galván, “debe señalarse que la monitorización intraoperatoria no previene de todas las posibles lesiones que se pueden registrar en un acto quirúrgico monitorizado, porque aunque pueda alertarnos de un daño neurológico, no siempre puede ser corregida esa situación por la técnica quirúrgica en sí”.
Profesionales multidisciplinares en el quirófano
Para llevar a cabo las monitorizaciones intraoperatorias en quirófano, se requiere de una estrecha colaboración y comunicación entre los cirujanos, enfermeros, anestesista y el neurofisiólogo, formando un equipo de profesionales de carácter multidisciplinar que presta una atención integral a los pacientes.
El neurofisiólogo no sólo es el responsable de analizar e interpretar los datos que se recogen en el equipo durante el acto quirúrgico, sino que además es la figura que comunica a los cirujanos los avisos de riesgo que se puedan detectar en la operación; esta misma línea de trabajo es la que se desarrolla entre el neurofisiólogo y el equipo anestesista, dada la gran interacción de los fármacos utilizados en la obtención de las respuestas neurofisiológicas.
Equipo de monitorización intraoperatoria
El equipo de monitorización está compuesto, básicamente, por un ordenador con programas específicos, ubicado en el quirófano, alejado de la mesa de intervención y de instrumentación para no interferir en el desarrollo normal de la operación, pero a su vez lo suficientemente próximo para avisar durante el proceso.
Su efectividad es elevada, pues al alertar de un peligro o complicación, el cirujano puede realizar un cambio en la operación o incluso detenerla si se considera adecuado y, por otra parte, el mínimo incremento del tiempo de la intervención y la escasa repercusión en su coste, están más que de sobra justificado al evitar en un gran número de casos problemas funcionales (parálisis facial, paraplejías, trastornes de esfínteres…) en las intervenciones quirúrgicas.
De forma global, la aplicación de monitorizaciones neurofisiológicas intraoperatorias permitiría reducir riesgos secundarios durante intervenciones que redundarían en menores costes en rehabilitación de pacientes, una disminución de problemas laborales causados por bajas así como secuelas invalidantes, a la vez que incide en una mayor seguridad jurídica para el paciente, el centro hospitalario y el equipo quirúrgico.
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