Redacción. Madrid
La epigenética se ha erigido como una de los campos de presente y futuro en la investigación médica. De ella ha hablado el reciente ganador del Premio Rey Jaime I de Investigación Biomédica, Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Idibell) y jefe del Grupo de Epigenética del Cáncer. Su conferencia se ha enmarcado en la celebración del IX Ciclo Seminarios de Biomedicina, organizado por el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz de idcsalud, como parte de su compromiso con la investigación de primer nivel.
Jesús García-Foncillas, director del Departamento de Oncología de la Fundación Jiménez Díaz, Manel Esteller y Marina Sánchez, investigadora del Laboratorio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz.
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Durante su conferencia en el centro madrileño, titulada ‘Epigenética en la salud y la enfermedad’, Esteller ha reconocido que, aunque el mayor esfuerzo en esta disciplina se está desarrollando con la investigación oncológica, “todas las patologías tienen un componente epigenético”. Así, las enfermedades neurodegenerativas o cardiovasculares podrán beneficiarse en el futuro de los avances de esta disciplina. No obstante, una podría destacar sobre las demás: la enfermedad de Alzheimer. “Hemos logrado un 60 por ciento de curación en cáncer, pero en alzheimer es del cero por cien; hay que investigar este camino, porque igual que se han encontrado fármacos oncológicos, podríamos conseguir lo mismo con esta enfermedad neurológica”.
Como método para lograrlo, Esteller ha señalado el ejemplo de la realización de genomas completos: “También podría hacerse lo mismo con el epigenoma de los tejidos afectados para obtener una idea de las alteraciones que se están causando”.
En cualquier caso, hasta el momento, los grandes beneficiados por el desarrollo de la epigenética son el diagnóstico y el tratamiento del cáncer: “Ahora vemos las alteraciones que presentan los tumores a nivel epigenético, marcas químicas que controlan el ADN y modifican la programación celular. Parte de estas alteraciones pueden emplearse como marcadores de la enfermedad para determinar la agresividad de la neoplasia o la sensibilidad a un fármaco”.
La investigación epigenética también puede utilizarse como diana terapéutica en el desarrollo de fármacos que consigan tornar la célula tumoral en otra más similar a una célula sana. Ya hay cinco fármacos logrados de esta forma: tres inhibidores de la histona deacetilasa y dos inhibidores de la metilación del ADN.
Un cambio en la medicina
Esteller cree que la epigenética también está logrando cambiar la medicina, “sobre todo a partir del establecimiento definitivo de la genética. Los tumores que antes eran iguales bajo el microscopio, no lo son molecularmente, lo cual nos está permitiendo desarrollar nuevas formas de tratamiento”.
El investigador del Idibell ha destacado que los tratamientos epigenéticos “presentan pocos efectos secundarios y son capaces de transformar la abigarrada estructura del cáncer en otra más normal. Además, se pueden combinar con otros tratamientos farmacológicos”. Esto es muy importante en el caso de la metástasis, ya que “entre el tumor primario y el metastásico hay pocos cambios genéticos, mientras que hay más epigenéticos, como los factores de la membrana”.
A medio plazo, Esteller ve a la epigenética como una herramienta plenamente integrada en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades. “En los hospitales ya se usan cinco fármacos y se realizan dos pruebas (respuesta del tumor cerebral a fármacos y detección del cáncer de próstata) logrados por esta vía. El objetivo es que se amplíe su número”.
Para que esto ocurra, según el investigador, habrá que salvar dos obstáculos antes: el económico y la resistencia al cambio. “Estas pruebas y tratamientos requieren una inversión inicial, pero después permiten un ahorro económico gracias a, por ejemplo, los tratamientos que se dejarán de aplicar por no ser efectivos”. En cuanto a la resistencia al cambio que se suele asociar a la profesión médica, Esteller ha apuntado que “hay que lograr que el médico acepte estas herramientas como una más y, para ello, será importante su desarrollo en el grado académico”.
Pero antes, Esteller cree que es fundamental demostrar la efectividad de los marcadores y los tratamientos a partir de un aumento de la evidencia científica, es decir, con grandes ensayos clínicos realizados por investigadores no sólo de laboratorio sino también de hospital.
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