Redacción. Madrid
El 21 de septiembre es el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer, la enfermedad más común de demencia. Según los datos manejados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España hay más de 600.000 pacientes y se calcula que, aproximadamente, otros 200.000 casos estarían sin diagnosticar. Pero, además, el progresivo envejecimiento de la población hará que en las próximas décadas aumente de forma muy considerable el número de personas mayores de 65 años, y se estima que en unos 30 o 40 años se puede doblar la cifra actual, lo cual supondrá más de un millón y medio de personas afectadas por la enfermedad en España.
Pablo Martínez-Lage.
|
“Aunque en los últimos años se han producido importantes avances en el conocimiento del enfermedad, así como en su diagnóstico temprano, es necesario seguir impulsando esfuerzos para fomentar la educación sanitaria de la población sobre cuáles son los primeros síntomas y promover una coordinación eficaz entre Atención Primaria y especializada que garantice la mejor respuesta ante la demanda diagnóstica de la persona que se queja de fallos de memoria. La investigación clínica diagnóstica y terapéutica sigue siendo crucial ante una de las enfermedades que más aumentará en incidencia en los próximos años”, comenta Pablo Martínez-Lage, Coordinador del Grupo de Conducta y Demencias de la SEN.
“En concreto, en España, la investigación clínica viene presentando desde hace años un retraso importante en comparación con otros países desarrollados. Es necesario potenciar las unidades clínicas de demencias, los bancos de cerebros, los estudios clinicopatologicos, los proyectos de neuroimagen anatómica y funcional y los centros clínicos que sustenten la investigación”, afirma Martínez-Lage.
En este sentido, la Asociación Alzheimer Internacional (ADI) acaba de publicar su informe anual en el que reclama en cada país un plan estratégico antialzheimer dirigido a optimizar el diagnóstico y el tratamiento, mejorar el acceso y la gestión de los recursos y fomentar la investigación. Hasta la fecha, en Europa sólo Francia, Gran Bretaña y Alemania disponen de un plan así.
Hay fármacos que han demostrado eficacia a la hora de mejorar los síntomas cognitivos, conductuales y funcionales de la enfermedad de Alzheimer. Son fármacos que pueden estabilizar entre uno y dos años la evolución de los síntomas y que pueden incluso retrasar la necesidad de ingreso en residencia. “Por tanto, un diagnóstico temprano se convierte en una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes. El problema es que, con frecuencia, el estadio inicial puede pasar desapercibido. Como la enfermedad tiene una forma de aparición muy variada, no sigue un patrón único, y tiene un desarrollo gradual a veces resulta complicado para el paciente o sus familiares distinguir los primeros síntomas del alzheimer de los cambios propios de la edad”, detalla Martínez-Lage.
“Es importante conocer que la edad, por si misma, no produce demencia. La edad puede hacer que disminuya la agilidad a la hora de aprender o a la hora de recordar pero la edad no explica la pérdida del recuerdo, no justifica el fallo de memoria cotidiano, repetido y persistente. Cuando alguien se pregunte si algún ser querido, si él o ella misma está comenzando con un alzhéimer ese es el momento de ir al médico y ese es el momento en el que el médico debe estar preparado para dar una respuesta profesional basada en una evaluación clínica y un estudio diagnóstico proporcionados y adecuados así como en el total respeto a los derechos y la autonomía de la persona que consulta”, recuerda el neurólogo.
Manifiesto Mallorca
Pablo Martínez-Lage es uno de los expertos en enfermedad de Alzheimer y otras demencias que ha participado en el Manifiesto Mallorca, una declaración de intenciones en las que se recogen las opiniones de diversos profesionales que trabajan en el abordaje de esta enfermedad, sobre cómo debería organizarse la red asistencial a personas con demencia, desde el diagnóstico precoz hasta la asistencia en la toma de decisiones al final de la vida.
Este documento comenzó a gestarse en el marco del XVI Curso Nacional de Enfermedad de Alzheimer (CNEA), celebrado en Palma de Mallorca el pasado mes de febrero, y su contenido se ha hecho público con motivo de la celebración del Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer. El curso reunió a un grupo de expertos con el objetivo de establecer un diálogo interdisciplinar que abordara la situación de la asistencia a los enfermos de alzheimer y otras demencias, así como de sus familiares.
El punto de partida propuesto fue la discusión relativa a la necesidad de organizar la asistencia al deterioro cognitivo y la demencia mediante la formación de unidades interdisciplinares y que, según este grupo de expertos, deben estar integradas por profesionales de Atención Primaria, Neurología, Neuropsicología, Geriatría, Psiquiatría, Neurorradiología-Medicina Nuclear, Bioquímica, Rehabilitación, Enfermería y Trabajador Social. “Estas unidades permitirán la optimización de los recursos disponibles y la incorporación de nuevas herramientas de diagnóstico y tratamiento”, se especifica en el documento. Asimismo, se recoge que “debe promoverse un cambio en la actitud de la sociedad frente a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, orientado a cambiar el miedo y rechazo actuales, por el compromiso y el acompañamiento del enfermo y su familia”.
A juicio de este grupo de expertos, “es prioritario que las autoridades sanitarias establezcan un Plan Nacional para la Atención Integral al Deterioro Cognitivo y las Demencias, que mejore la eficiencia de los recursos disponibles en la actualidad, permita el diagnóstico temprano y optimice el apoyo socio sanitario al enfermo y a sus familiares. Esto permitirá la mejor asistencia posible en la actualidad, así como avanzar en el conocimiento de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas que finalmente nos permitan afrontar con garantías esta importante enfermedad”.
|