Félix Espoz / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, ha visitado la Unidad de Epilepsia del Hospital de La Princesa, que fue nombrada en el Consejo Interterritorial de diciembre como de referencia nacional para la epilepsia refractaria, aquella en la que el tratamiento farmacológico no da resultado.
Lasquetty ha destacado en su visita, tras felicitar a los integrantes de la Unidad, que el 80 por ciento de los pacientes intervenidos en La Princesa por epilepsia refractaria deja de tener crisis epilépticas.
La experiencia del Hospital de La Princesa, que realiza una treintena de casos al año de intervenciones de epilepsia refractaria (la primera la realizó en 1990), demuestra que, al desaparecer las crisis epilépticas mejora notablemente la calidad de vida de los pacientes afectados. Otro de los datos de excelencia de esta Unidad es que la mortalidad es nula en más de 500 intervenciones ya realizadas y las complicaciones graves son menores al 1 por ciento.
Según ha dado a conocer el consejero, “además de un excelente equipo interdisciplinario de profesionales” que prestan un “abordaje integral” del paciente, la Unidad cuenta con los mayores avances tecnológicos, como un neuronavegador craneal, casi único en España, que aporta “precisión, seguridad y mayor calidad”.
El consejero ha destacado, además, la labor de investigación que realiza la Unidad: “El hecho de que este hospital tenga un laboratorio en el área quirúrgica le permite tratar las muestras para realizar cultivos neuronales que contribuyen a nuevos avances” en el tratamiento de la enfermedad.
Estudio de los casos
Rafael García de Sola, jefe del Servicio de Neurocirugía del centro ha explicado que Los pacientes son examinados de forma muy exhaustiva y compleja. Se estudia la anatomía de su cerebro y se registran sus crisis con video y electroencefalograma sincronizados, de forma que es posible acabar localizando la zona del cerebro donde comienzan las crisis.
En algunas ocasiones es preciso colocar electrodos sobre esa zona, con el fin de delimitarla al máximo y conocer la función de la corteza cerebral que la rodea. Todos los estudios previos se encaminan a diseñar una intervención quirúrgica de la máxima precisión para resecar solamente la zona culpable de las crisis, y respetar las funciones cerebrales.
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