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Lunes, 24 de junio de 2013   |  Número 79
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NEUROLOGÍA AUTONÓMICA
EN UN SIMPOSIO ORGANIZADO POR LA CLÍNICA LA LUZ
Los avances en cefalea y dolor facial se analizan en Madrid
La neuroestimulación consigue eliminar o reducir la cefalea del suicidio en el 70 por ciento de pacientes crónicos refractarios

Redacción. Madrid
La neuroestimulación cerebral consigue eliminar o reducir la cefalea en racimos -conocida también como cefalea del suicidio por ser una de las más dolorosas que existen- en pacientes crónicos refractarios con unas tasas de eficacia del orden del 60 o 70 por ciento, según ha explicado el jefe de servicio de la Unidad Integral de Neurología de la Clínica La Luz, Valentín Mateos, quien destaca esta alternativa para aquellos pacientes que cumplen los criterios de cronicidad y que han fracasado con otros tratamientos.

Jesús Porta-Etessam y Valentín Mateos, organizadores del simposio.

En estos casos las opciones pasan por intentar influir en los circuitos implicados en la génesis de este peculiar tipo de cefalea, lo que consiste en una intervención quirúrgica que consiste en la implantación de electrodos en diferentes partes del cerebro, bien internos o externos, que funcionan con una corriente eléctrica y actúan como neuroestimuladores, consiguiendo que reducir, mejorar o incluso eliminar las crisis.

En este campo, ha destacado por su novedad el estimulador del ganglio esfenopalatino para aliviar los síntomas de la cefalea en racimo, que se coloca en el hueso maxilar a través de una intervención quirúrgica, que lleva un electrodo pequeño que puede ser accionado mediante un mando por el paciente cuando aparece la crisis y que evita el uso de fármacos.

“Este tratamiento es muy novedosos, con una cirugía mínimamente invasiva, sin recurrir a las ya utilizadas en pacientes reflactarios. Es una intervención que en estos momentos se hace en muy pocos centros hospitalarios en pocos países, pero se espera un gran desarrollo para conocer con certeza qué alcance tiene en la práctica clínica real”, explica Mateos.

En general, la cefalea en racimos afecta a una de cada 1.000 personas, lo que significa que tienen una frecuencia mucho más baja que otras cefaleas como las migrañosas; mientras que los pacientes con formas crónicas de cefalea en racimos son entre el 10 o el 20 por ciento del total de pacientes.

Sin embargo, sus peculiares características la hacen única dentro de las cefaleas. Típicamente el dolor se localiza en la región del ojo, siempre del mismo lado, y se acompaña de una serie de síntomas y signos que hacen a esta cefalea distinta a otra, es el caso del lagrimeo, el enrojecimiento del ojo, la caída del párpado y congestión nasal, todo ello por un espacio de tiempo que oscila entre 15 minutos y 3 horas.

“Al contrario que en la migraña es predominante que se de hombres en vez de mujeres, y además el paciente suele ser joven. Está considera como el dolor de cabeza más dolorosos que existe, y, en principio, tienen unos ataques de dolor de cabeza terribles”, explica al tiempo que destaca que estos pacientes tienen una inquietud tremenda durante la crisis, “de tal forma que mientras el paciente migrañoso busca la quietud, el silencio y no moverse, y estos pacientes se dan con la cabeza contra las paredes porque no pueden estar quietos de lo que les duele”.

De forma también típica, los pacientes alternan temporadas en que están sintomáticos con una o varias crisis al día durante meses, con periodos en los que no tienen ninguna crisis; por lo tanto, la duración de las fases sintomáticas y de los periodos de descanso es variable de unas personas a otras, pudiendo a pasarse desde seis, tres o un año sin ninguna nueva crisis.

El tratamiento de estos pacientes está bien establecido, la mayoría tienen bajas crisis episódicas y para su control tienen dos tratamientos bastante eficaces, por una parte la administración de oxígeno de alto autoflujo, “que no está disponible para que los pacientes lo tengan en casa”, lo que dificulta su administración; y, por otro lado, una inyección de sumatriptán subcutáneo, que es “una medicación altamente eficaz que corta las crisis en cinco o seis minutos”.

Mientras, para acortar el racimo y prevenir su recurrencia, es decir “para que en vez de que les dure dos o tres meses les dure tres o cuatro días”, se encuentra fármacos como el verapamilo, el litio, la metisergida y la melatonina.

Un 12 por ciento de la población tiene migraña

Mateos, organizador del I Simposio en avances en cefalea y dolor facial de la Clínica La Luz de Madrid, CeFaLuz, ha recordado que las cefaleas son una de las patologías por las que con más frecuencia se acude a las consultas externas y de urgencias hospitalarias. En muchos casos son altamente discapacientantes y con una gran complejidad terapéutica, es el caso de las migrañas, que son consideradas como “la cefalea primaria por excelencia”.

La migraña en España afecta al 12,8 por ciento de la población general, y tiene la característica de ser discapacitante, no solo es que a la persona le duele la cabeza sino que va acompañado de síntomas asociados que afectan a la zona digestiva sensorial, le molesta todo durante las crisis, de tal forma que es una pauta muy habitual que tengan que asilarse.


Hay dos tipos fundamentalmente, el más común es la migraña sin aura que afecta al 85 por ciento de los migrañosos, con hipersensibilidad a la luz y al ruido, y luego hay un pequeño grupo que antes del episodio de dolor tienen lo que se conoce como aura.

El principal problema en el tratamiento de estos pacientes, es que una gran parte están infratratados, tanto en las fases de las crisis, que toman fármacos de eficacia baja con respecto al grado del dolor que tienen, como analgésicos o antiinflamatorios; y que “el tratamiento preventivo se utiliza poco”, pese a que “hay tratamientos muy útiles para quienes los necesitan con mayores efectos que los analgésicos, el problema que tienen es la servidumbre, ya que hay que tomarlos todos los días, pero está justificado en pacientes con muchas crisis o crisis muy largas”.

 

 

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