Redacción. Barcelona
Durante el Simposio ‘Actualización en el uso de opioides en el dolor agudo, crónico e irruptivo’, celebrado en Barcelona, expertos en dolor de reconocido prestigio internacional han reclamado la necesidad de que España venza la ‘opiofobia’, es decir, el temor al uso o tratamiento con opioides, en beneficio de proporcionar el mejor tratamiento al paciente contra el dolor y de mejorar en todo lo posible su calidad de vida.
Anthony Dickenson (profesor de Neurofarmacología del University College de Londres), Fernando Gilsanz (catedrático de Anestesiología y presidente de la Sedar), Margarita Puig, Sebastiano Mercadante (director de la Unidad de Dolor y Cuidados Paliativos de la Maddalena Cancer Center, en la Universidad de Palermo) y Elena Català.
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Según han explicado los expertos, España se encuentra entre los países que utilizan menos opioides en comparación con otros países europeos, en los que su uso en el tratamiento del dolor, ya sea éste crónico, agudo o irruptivo, es mucho más habitual. En este sentido, han señalado que, en comparación con otros países europeos como Reino Unido o los países escandinavos (especialmente Dinamarca), en los que el consumo de opioides mayores es alrededor del 13 por ciento, en España su uso está en torno al dos por ciento. En el caso de opioides menores, mientras que en el Reino Unido el consumo alcanza el 50 por ciento, en España apenas alcanza el 12 por ciento.
En opinión de los expertos, el poco uso de opioides en España no está justificado y se debe principalmente a una escasa formación en dolor por parte del personal facultativo, que ya comienza en las propias aulas universitarias. En este sentido, Margarita Puig, presidenta de la Sociedad Catalana del Dolor, vicepresidenta de la Sección de Dolor de la Sociedad Española de Anestesiología (Sedar) y miembro del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital del Mar de Barcelona, ha señalado que desde las propias universidades “no se da suficiente importancia al dolor y en las facultades de medicina de nuestro país no se enseña cómo tratarlo adecuadamente. Este hecho es especialmente contradictorio, ya que resulta insólito que un médico no se forme sobre el principal motivo que lleva a los pacientes a la consulta”.
Además, el escaso uso de los opioides como tratamiento para el dolor, también tiene su origen en la vinculación que históricamente han tenido estos fármacos con la muerte (se empleaban especialmente en enfermos terminales) o con la adicción. “Esto es lo que los profesionales del dolor han denominado opiofobia y que resulta totalmente injustificado, ya que este tipo de analgésicos son los únicos capaces de aliviar los distintos tipos de dolor en su totalidad y, administrados de forma adecuada, garantizar una mayor calidad de vida al paciente”, ha manifestado Puig.
Sobre la adicción, Puig ha destacado que únicamente el cinco por ciento de los pacientes que se tratan con opioides llegan a desarrollar algún problema de adicción. “Esto se debe a que el paciente que necesita este tratamiento porque sufre dolor intenso, no experimenta un estado de euforia con su uso, como le sucedería a una persona sin dolor, sino que sólo experimenta alivio del dolor”, ha aclarado.
Por su parte, Elena Català, secretaria de la Sociedad Catalana del Dolor y directora de la Unidad del Dolor y del Servicio de Anestesiología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, ha manifestado que el médico que pertenece a una unidad de dolor “tiene el conocimiento suficiente como para que el paciente reciba un tratamiento totalmente adecuado a sus necesidades, aunque, aún así, siempre es necesario un control, ya que son fármacos muy eficaces pero que poseen efectos secundarios y que se administran en tratamientos habitualmente prolongados”. En el caso de otros facultativos, “hay que recetar sin miedo, pero con conocimiento, y en todos los casos, siempre es importante establecer un protocolo, entre médico y paciente, de las pautas y guías a seguir en el uso de este tipo de fármacos”, ha añadido.
Unidades de dolor insuficientes y coste sanitario elevado
España cuenta solo con unas 130 unidades especializadas en tratamiento del dolor, la mayoría dependientes de los Servicios de Anestesiología, y por tanto, sin una especialización propia, y todavía hay varias provincias que no cuentan ni siquiera con una unidad especializada. En cambio, se calcula que más de un 20 por ciento de la población (unos diez millones de personas) padece dolor en nuestro país y que el dolor es la primera causa de consulta médica.
Se calcula que únicamente entre el dos y el ocho por ciento de los pacientes que sufren dolor crónico en España son atendidos en una unidad especializada. Este hecho influye en que es quizá no acaben recibiendo el tratamiento más adecuado y por tanto no consigan alivio de su dolor.
Por otro lado, el coste sanitario del dolor se estima, aproximadamente, en 1.000 millones de euros al año, uno de los mayores que se producen en el sistema sanitario. El adecuando tratamiento del dolor utilizando opioides junto con otros métodos analgésicos podría reducir este gasto y mejorar el estado de sufrimiento y la calidad de vida de los pacientes con dolor.
Nuevos tratamientos opioides
Los nuevos opioides y combinaciones de opioides, abren nuevas perspectivas para el tratamiento del dolor, permitiendo con frecuencia la disminución de efectos secundarios. También la introducción de nuevas vías y modos de administración facilitan su uso por parte del paciente.
Entre las nuevas formulaciones de opioides, destaca un spray nasal contra el dolor, que llegará a España durante el primer semestre de este año, los parches transdérmicos o los comprimidos que permiten la absorción transmucosa del opioide.
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