Sandra Melgarejo. Madrid
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Obra Social La Caixa y la Fundación General CSIC (FGCSIC) han analizado los retos científicos y sociales para el envejecimiento, dado que se calcula que en el año 2050 la esperanza de vida de las mujeres superará los 90 años y la de los hombres, los 87. Josep Ollé, director del Área de Acción Social de Obra Social La Caixa, ha comentado que “uno de los grandes retos que debe afrontar la sociedad es el creciente envejecimiento de la población, lo que supone una oportunidad para plantear nuevas estrategias que contribuyan a mejorar el bienestar de las personas mayores y su participación e integración plena en la sociedad”. Según Ollé, “es importante promover la investigación científica que fomente su autonomía, desarrollo personal, salud y calidad de vida”.
Roberto Hornero, catedrático de la Universidad de Valladolid; Ana María Martínez Gil, investigadora del CSIC en el Instituto de Química Médica; Josep Ollé, director del Área de Acción Social de Obra Social La Caixa; y Joan Subirats, fundador del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
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Ana María Martínez Gil, investigadora del CSIC en el Instituto de Química Médica, ha recordado que “el principal factor de riesgo de las enfermedades neurodegenerativas es cumplir años”. Martínez Gil trabaja desde el CSIC para poder contribuir al desarrollo y descubrimiento de fármacos innovadores capaces de reducir la muerte neuronal. “El diseño de nuevos fármacos es un proceso muy largo (superior a 14 años), con una tasa de éxito muy baja y una financiación muy alta”, ha indicado.
Así que, mientras se investiga en fármacos, los especialistas consideran necesario trabajar en técnicas que permitan aumentar la reserva cognitiva. Este es el objetivo del programa Proyectos Cero en Envejecimiento, financiado por la Obra Social La Caixa con un millón de euros.
Uno de estos proyectos se basa en la aplicación de sistemas Brain Computer Interface (BCI) al entrenamiento cognitivo para prevenir los efectos del envejecimiento. Roberto Hornero, investigador del Grupo de Ingeniería Biomédica (GIB) de la Universidad de Valladolid, ha propuesto el empleo de sistemas BCI que traducen las intenciones del usuario en comandos de control, como herramienta de entrenamiento cognitivo que puede ayudar a prevenir los efectos del envejecimiento.
Por otro lado, Joan Subirats, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, dirige la iniciativa ‘Envejecimiento activo, ciudadanía y participación: valoración de las aspiraciones, necesidades y estrategias asociadas a la autonomía y empoderamiento de viejas y nuevas generaciones de personas mayores en España’, con la que se pretende reforzar la participación de las personas mayores en el proceso de elaboración y ejecución de políticas públicas para promover el envejecimiento activo. Para ello, tiene en cuenta la heterogeneidad y diversidad de ese colectivo, desde la incorporación de prácticas significativas al respecto y el uso de las tecnologías de información y comunicación.
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