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Martes, 26 de julio de 2011   |  Número 36
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ACTUALIDAD
según samuel díaz insa, coordinador del grupo de estudio de cefaleas de la sociedad española de neurología
Más del 20% de los pacientes con migraña no acude al especialista para diagnosticarse
El calor, las altas temperaturas, la luz solar, la alteración de los ritmos biológicos o cambios en la temperatura corporal, principales desencadenantes

Redacción. Madrid
La gran mayoría de las personas que sufren cefaleas o migrañas desarrollan con más facilidad sus patologías en verano, principalmente en los días más calurosos. Puesto que, tal y como ha informado recientemente la Agencia Estatal de Meteorología, el verano de 2011 presenta una tendencia de temperaturas superiores a lo normal, la Sociedad Española de Neurología (SEN) quiere recordar la importancia de que, sobre todo los pacientes que sufren crisis frecuentes, tomen medidas preventivas en esta época del año.

Samuel Díaz Insa.

“En la temporada estival, son muchas las causas que hacen que la aumenten las cefaleas entre las personas más propensas a tenerlas: el calor y la propia claridad del verano son los principales factores desencadenantes, pero también los cambios de hábitos, saltarse el horario de las comidas, el exceso de sol, dormir poco o mal, los cambios de presión, el estrés, los cambios de temperatura producidos por el aire acondicionado, la ingesta de alimentos especialmente fríos como, por ejemplo, los helados, o los propios traslados, sobre todo si se viaja en avión”, asegura Samuel Díaz Insa, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN.

El calor y las altas temperaturas incrementan el riesgo de cefaleas debido a la dilatación de las arterias y el aumento de la presión atmosférica. Además, las cefaleas pueden aparecer como consecuencia de una insolación o agotamiento por exceso de actividad y pueden venir acompañadas de nauseas, calambres, hipotensión, visión borrosa, cansancio, sudoración o incluso pérdida de consciencia en el caso de que se produzca un golpe de calor.

La propia intensidad de la luz en verano es otro factor desencadenante de las cefaleas veraniegas, pero quizás el motivo más específico de esta época son los provocados por los estímulos fríos que producen cambios bruscos de la temperatura corporal, bien por la ingesta de una bebida muy fría o de un helado, o por los producidos por el aire acondicionado. Los cambios en el ritmo vital y de actividad que se producen en vacaciones, así como los desajustes horarios, tanto en comidas como en sueño, tampoco favorecen a los pacientes.

“Desde la SEN queremos recomendar a todas las personas que sufren migrañas o cefaleas que se protejan del calor, eviten las exposiciones prolongadas al sol y que utilicen indumentaria ancha y clara. Pero también que aprovechen las vacaciones para relajarse sin alterar en exceso los ritmos biológicos, cosa que durante estos meses se produce con frecuencia, tanto en la dieta como en el ritmo de sueño”, aconseja Díaz Insa. “Además, queremos recordar la importancia de que los pacientes acudan a los especialistas para diagnosticarse. Más del 20 por ciento de pacientes con migrañas no lo hace y son precisamente estas personas las que sufren más los factores de riesgo en verano”.

Según los últimos datos epidemiológicos se estima que un 85-90 por ciento de la población ha tenido algún episodio de cefalea en el último año. En el caso de la migraña, la cefalea primaria por excelencia, la prevalencia es del 12-13 por ciento aunque, en el caso de las mujeres, las cifras se elevan al 17-18 por ciento.

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