Enrique Pita / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
El Hospital de Cuidados Laguna de Madrid puso en marcha hace dos años el Programa de Rehabilitación y Estimulación Cognitiva (PREC) tan constatar que iniciativas similares, basadas en la actividad física y mental, servían para ralentizar el avance del alzheimer en personas que sufren la enfermedad. Gema Mejuto, neuropsicóloga de este programa, lamenta que, pese a iniciativas como esta, a nivel nacional no haya suficientes recursos tanto para el diagnóstico precoz como para el tratamiento de la enfermedad.
¿En qué consiste el Programa de Rehabilitación y Estimulación Cognitiva (PREC)?
Gema Mejuto.
|
Este programa surge de las necesidades de una sociedad en la que cada vez hay más personas con demencia, en especial alzheimer, una enfermedad a la que se tiene miedo. Ante esta situación, desde el Hospital de Cuidados Laguna se han estudiado diferentes métodos para que este proceso, que, como todos sabemos, es degenerativo y no cuenta actualmente con un tratamiento que lo pare, se ralentice.
Para ello lo que hacemos, desde el punto de vista de la neuropsicología, la fisioterapia, la logopedia y la terapia ocupacional, es trabajar y entrenar diferentes actividades de la vida diaria para que los pacientes puedan mejorar el funcionamiento en el día a día de aquellas personas que empiezan a tener problemas de memoria o de lenguaje, por ejemplo.
¿Cuánta gente participa en el PREC? ¿Cuántos profesionales hay implicados?
Es un programa incipiente y muy individualizado. Así, tenemos más o menos una docena de personas participando. Somos cinco profesionales. Un médico, una terapeuta ocupacional, una fisioterapeuta, un logopeda y una neuropsicóloga, que en este caso soy yo.
¿Cuánto tiempo lleva en marcha? ¿Cuál ha sido la evolución?
El programa lleva dos años. De hecho, hace más o menos ese tiempo que se ha demostrado empíricamente que este tipo de iniciativas funcionan. En un primer momento la idea era aportar todo lo que estuviera en nuestra mano y ver qué personas lo necesitaban. Los datos dicen que aproximadamente el 30 por ciento de la población que tiene alzheimer está en una fase leve y el 45 en una fase moderada, y son esas dos fases en las que se puede trabajar para ralentizar la enfermedad. El objetivo es llegar al mayor número de personas posibles, y de ahí la idea de hacer programas asequibles.
El programa se basa en cuatro principios y proporcionáis una atención integral, pero, ¿en qué consiste exactamente?
Lo primero que se hace es una evaluación que nos aporte una radiografía del funcionamiento de la persona. Una vez que tenemos esto, desarrollamos un programa específico para cada usuario y desde la neuropsicología se trabajan aspectos similares a la gimnasia cerebral. La terapia ocupacional se centra más en actividades de la vida diaria como ir a la compra o cómo se usa un teléfono.
Además, hay estudios que demuestran que la actividad física hace que las vainas de mielina que recubren las neuronas estén más activas. Así, la idea es que cuanto más cantidad de ejercicio físico mejor para la actividad neuronal.
¿Qué percepción tiene del PREC los usuarios y sus familiares?
Tanto los usuarios como sus familias sienten alivio al encontrar algo que pueda ralentizar la enfermedad y permitir que los usuarios sean más funcionales en su vida diaria. Los pacientes están encantados, les gusta venir. Pero además, lo que vemos desde la clínica es que este programa funciona.
¿Se aplica solo en el Hospital de Cuidados Laguna?
Sí, solo aquí. Bien es cierto que tenemos otra iniciativa, el Taller de Memoria, que surge para personas que están preocupados por su memoria pero que no tienen problemas acusados o evidentes. Este taller sí que lo llevamos a otros centros, porque entendemos que es más fácil que vayamos nosotros a que vengan ellos. Intentamos abarcar allí donde se necesita, pero el PREC por ahora solo está en marcha aquí. Hay que pensar que necesitamos ordenadores, una sala grande para fisioterapia, etc., lo que complica llevarlo fuera.
¿En qué consiste exactamente ese Taller de Memoria?
Es una actividad formativa dirigida a personas interesadas en mejorar su memoria y su funcionamiento cognitivo. Está impartido por un equipo multidisciplinar integrada por un neuropsicólogo, un terapeuta ocupacional y una fisioterapeuta. Durante las sesiones se entrenan las técnicas y estrategias enfocadas a la vida diaria. El perfil de los usuarios ronda los 50 años y son personas que empiezan a tener fallos que muchas veces se deben al estrés, pero que sin embargo cada vez se hacen más recurrentes.
Decía que hay miedo al alzheimer. Todos sabemos que las consecuencias de la enfermedad, pero como decías se puede ralentizar la degeneración. ¿Falta quizá que la sociedad conozca esta posibilidad de la detección precoz?
Creo que el miedo es porque se conocen muy bien los efectos de la enfermedad. Es un miedo real pero no debemos desesperar y tenemos que verlo desde un punto de vista positivo porque sí hay maneras de ralentizar ese proceso. Esa es precisamente nuestra idea, dar la mayor calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
Sí es cierto que aunque el miedo sea real, podemos llegar a las primeras fases de la enfermedad. Actualmente hay un 40 por ciento de personas con alzheimer sin diagnosticar, y es ahí donde nos gustaría poder actuar. Es importante avanzar en el diagnóstico precoz de la enfermedad y para ello es necesario conocer y darle importancia a pequeños síntomas como esas pequeñas pérdidas de memoria y acudir a los profesionales.
¿Considera que hay suficientes recursos para la detección precoz y el tratamiento de esta enfermedad?
En Madrid desde luego que no, pero tampoco a nivel nacional. De hecho, hay ciertas autonomías donde prácticamente no hay nada, y si nos fijamos en los pueblos, donde la población está más envejecida, podemos pensar que no llega nada en absoluto.
Pero además, los recursos que hay por ejemplo en Madrid no los conocen ni siquiera los médicos de familia, y cuando un mayor o un familiar de un mayor acude a preguntar muchas veces vuelve sin solución.
|