Hiedra García Sampedro. Madrid
Los nuevos tratamientos anticoagulantes (NACO) que están en el mercado han probado una mayor eficacia que los clásicos como el Sintrom; sin embargo, profesionales y pacientes señalan que existen restricciones para su acceso y piden una homogeneidad de criterios para su uso.
Vicente Vicente, José Ramón González Juanatey, Jaime Masjuan, Carmen Aleix y José María Lobos.
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La Red ‘La salud del paciente, por delante’ ha presentado en Madrid un documento en el que solicita “un tratamiento razonado y comprometido con el paciente anticoagulado”. Esta Red está formada por más de 20 expertos de diversas especialidades, gestores y organizaciones de pacientes. Según José Ramón González Juanatey, coordinador de la Red y jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, se debe trabajar “para identificar quiénes son los pacientes prioritarios que deben recibir estos nuevos tratamientos”.
“El 30 por ciento de los pacientes no alcanza un control adecuado con los anticoagulantes clásicos”, ha explicado José María Lobos, coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc). Estos son los pacientes que tienen prioridad para recibir los nuevos tratamientos anticoagulantes; pero también son eficaces para aquellos que no tienen acceso a la monitorización, por la actividad estable y predecible de estos fármacos, como ha comentado Vicente Vicente, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Morales Meseguer de Murcia.
Es eficaz también para los pacientes que tienen un alto riesgo de hemorragia o hayan sufrido un ictus, que es “la primera causa de dependencia en España”, recuerda Jaime Masjuan, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Si no se alcanza el control adecuado, la probabilidad de padecer un ictus en el transcurso de un año aumenta de un dos a un 20 por ciento. De ahí la necesidad de incorporar cuanto antes el tratamiento en estos pacientes para prevenir potenciales consecuencias en su salud.
Sin embargo, los pacientes perciben que existen “graves desigualdades” en el acceso a estos nuevos tratamientos, por lo que se están “vulnerando sus derechos”, ha comentado Carmen Aleix, presidenta de la Federación Española del Ictus (FEI). En este sentido, la Red recomienda desarrollar un consenso a la hora de definir un método homogéneo y válido de control de la anticoagulación aplicable de manera uniforme en todas las comunidades autónomas.
La Red exige además que los NACO se incorporen progresiva y adecuadamente “sin más demoras”, ya que se ha probado su aportación coste-efectiva para el sistema sanitario. |