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Lunes, 26 de noviembre de 2012   |  Número 65
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PUBLICACIONES CIENTÍFICAS
PORTA-ETESSAM Y MATEOS PUBLICAN EN ‘REVISTA DE NEUROLOGÍA’
Solo uno de cada cuatro pacientes con migraña recibe el tratamiento adecuado
El estudio, en el que han participado 168 neurólogos, revela que está infradiagnosticada e infratratada, y que muchas pruebas son innecesarias

Redacción. Madrid
Pese a ser una enfermedad muy incapacitante y que tiene un elevado coste social, médico y laboral, la migraña está claramente infradiagnosticada e infratratada en España. En concreto, solo una cuarta parte de los pacientes recibe un tratamiento adecuado frente a esta patología, y el 45 por ciento de los afectados ni siquiera están diagnosticados. Ambos datos proceden del estudio Primera, centrado en los pacientes con migraña que acudían por primera vez al neurólogo), en el que han participado 168 especialistas y 851 pacientes de toda España.

Jesús Porta-Etessam y Valentín Mateos.

El estudio Primera, publicado en Revista de Neurología, ha permitido también realizar un retrato robot certero del paciente con migraña, que afecta sobre todo a mujeres (en una proporción de tres a uno sobre los varones), en general de de 20 a 50 años (la edad media se sitúa en 34 años). La patología conlleva una elevada discapacidad, no solo por los dolores de cabeza, de por sí moderados o intensos, sino también por los síntomas asociados habituales (intolerancia a la luz, el ruido o el movimiento) que no pocas veces conllevan que el paciente precise el aislamiento sensorial en un ambiente de oscuridad y silencio.

Además, algunos pacientes presentan síntomas visuales (aura), específicos de esta patología. Pese a todo esto, según los resultados del estudio Primera, los pacientes tardan una media de 15 años en llegar a la consulta del especialista. En cuanto a su impacto médico, la migraña supone el primer motivo de consulta al neurólogo.

Por otro lado, el estudio Primera pone de relieve un dato especialmente preocupante: que existe un elevado porcentaje de pacientes no diagnosticados que suele utilizar fármacos de libre dispensación sin control médico, sobre todo analgésicos simples y antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Frente a esto, los especialistas recomiendan un tratamiento personalizado a cada paciente según su grado de discapacidad, de forma que se reservan los antiinflamatorios para las crisis leves y moderadas y se recurre a la familia de los triptanes para tratar las crisis más graves.

El estudio Primera ha sido coordinado por Valentín Mateos y Jesús Porta-Etessam, responsables de la Unidad de Neurología de la Clínica La Luz de Madrid. A juicio de Mateos, lo más relevante del estudio es que “permite constatar que a pesar de todo lo realizado hasta ahora la migraña sigue siendo una entidad infradiagnosticada e infratratada en nuestro medio, con una deficiente utilización de los tratamientos específicos y, sobre todo, de los tratamientos preventivos encaminados a disminuir la frecuencia de episodios en aquellos pacientes en los que su número es elevado o la discapacidad inherente a los mismos muy alta”. De hecho, solo un 13,3 por ciento de los pacientes toma algún tratamiento preventivo, y solo 17,4 por ciento sigue un tratamiento específico (triptanes) para las crisis de migraña.

El trabajo también arroja luz sobre el enorme impacto social que tiene esta enfermedad. Y es que a la juventud de los pacientes hay que añadir que el 62 por ciento de los encuestados eran trabajadores en activo y la mayoría personas con cualificación (el 30,4 por ciento tenían estudios universitarios y el 44,3 por ciento estudios secundarios).

Es por ello que los autores del estudio señalan que “el impacto de la migraña es particularmente importante en el momento de mayor exigencia personal y laboral de la vida; de hecho otros trabajos publicados ya hacían referencia hace unos años a que la mitad de los pacientes que llegaban a las consultas del neurólogo referían haber perdido, como media, un día de trabajo por migraña en el mes anterior, así como haber trabajado con dolor uno o dos días más, con la consiguiente repercusión en su rendimiento laboral, claramente inferior al habitual”.

En cuanto a la aparición de la enfermedad, la edad media de debut referida por los pacientes del estudio Primera fue de 19 años. A partir de ahí los pacientes referían sufrir unas cuatro crisis al mes, con una duración media de 20 horas. En la inmensa mayoría de los casos (70,6 por ciento) el dolor se centra sobre todo en uno de los lados de la cabeza, algo que es característico, aunque no específico, de las migrañas.

La intensidad del dolor es tal que muchas veces motiva una visita a urgencias. De hecho, cuatro de cada diez pacientes incluidos en el estudio referían haber acudido a urgencias en el último año, y el 12 por ciento había tenido que hacerlo tres o más veces.

Pruebas innecesarias y déficit de formación

En lo que se refiere al abordaje médico de la migraña, los autores detectan varios problemas. En el plano terapéutico, la utilización de analgésicos simples es muy alta, a pesar de su habitual ineficacia en esta patología. Por el contrario la utilización de fármacos específicos es baja, y con frecuencia está restringida al especialista. Esto resulta aún más evidente en el caso de los tratamientos preventivos, que son “los grandes olvidados” a pesar de los beneficios tan ostensibles que pueden conllevar para muchos afectados.

En el plano diagnóstico los autores también evidencian una “carencia formativa franca” en tanto son muchos los pacientes que llegan al neurólogo con diagnósticos tan genéricos como “cefalea”, circunstancia llamativa en tanto el diagnóstico clínico de migraña no es, en principio, complicado para el médico. En la asistencia especializada, los autores también detectan algunas deficiencias como “una excesiva utilización de estudios complementarios, más en concreto los de neuroimagen, solicitados a casi la mitad de los pacientes del estudio”, algo que contrasta con las recomendaciones al respecto de las sociedades científicas.

Para Mateos, todos estos resultados deben inducir a la reflexión con el fin de mejorar el abordaje médico de esta patología. “Ser conscientes de la discapacidad que la migraña conlleva para quienes la padecen es el primer paso antes de decidir la opción terapéutica a recomendar a un paciente dado y, en ese sentido, optar por la utilización juiciosa del tratamiento sintomático y preventivo más acordes a las características y circunstancias de cada caso”.

En la misma línea, el especialista señala que “siguen siendo precisas acciones de tipo formativo dirigidas a los profesionales, así como informativas para pacientes y población general en su conjunto, en especial para desterrar prácticas muy asentadas en nuestro medio como el autoconsumo de fármacos”. El trabajo concluye que el “papel de las oficinas de farmacia en este último supuesto es clave y no debería ser un segmento olvidado en cualquier estrategia dirigida a mejorar el abordaje asistencial de la migraña en nuestro país”.

 

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