Redacción. Barcelona
El Hospital del Mar ha llevado a cabo, por primera vez en España, cirugía de la epilepsia con un brazo robotizado. Esta nueva tecnología permite al cirujano operar pacientes que hasta ahora estaban condenados a padecer la enfermedad toda la vida y pone al Hospital de Mar y la sanidad pública catalana al frente del tratamiento de la epilepsia. Gracias al nuevo robot ROSA, los médicos han logrado incrementar considerablemente la precisión y la eficacia de las intervenciones para extraer del cerebro el foco donde se originan las descargas eléctricas que provocan las crisis epilépticas.
Detalle de las prestaciones del robot ROSA. Imagen: Hospital del Mar.
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Rodrigo Rocamora, jefe de la Unidad de Epilepsia del Hospital del Mar, explica que “el robot permite operar epilepsias altamente complejas para las que antes no se contemplaba la cirugía”. De hecho, si bien es cierto que sólo se valora la posibilidad de practicar cirugía en pacientes que no responden al tratamiento farmacológico -alrededor de un 30 por ciento del total-, también lo es que en muchos de estos no se les podía practicar la cirugía porque no era posible localizar con precisión el foco origen que había que extraer. Con la adquisición de esta nueva tecnología, los médicos pueden superar este obstáculo y un número mucho más alto de pacientes encuentran un tratamiento a su enfermedad.
En las cinco intervenciones realizadas en el Hospital del Mar, el robot ROSA ha permitido colocar con gran precisión una media de 12 electrodos para intervención (puede llegar a colocar más de 20) sin haber registrado ninguna complicación. Esto ha permitido al equipo de tratamiento de la epilepsia estudiar con mucha precisión el foco origen de la enfermedad de cada paciente y definir las funciones cerebrales de las áreas del cerebro que se deberían extirpar para curarla. De esta manera los médicos pueden delimitar de forma mucho más precisa la parte del cerebro que se debe extraer.
“Esta tecnología nos permite procesar las imágenes del cerebro en un sistema informático y, gracias a la neuronavegación, ejecutar de forma precisa las trayectorias para colocar los electrodos en el interior del cerebro, evitando cualquier daño a venas, arterias u otras zonas sensibles del cerebro”, explica Gerard Conesa, cirujano responsable de las intervenciones.
Otra gran ventaja que presenta el robot es su rapidez. “La automatización del proceso que supone el robot permite reducir la duración de la intervención para colocar los electrodos de ocho horas a sólo dos, facilitando la labor de los cirujanos y reduciendo el riesgo de complicaciones”, añade Conesa.
Además de la adquisición del robot, Rocamora destaca que la cirugía de la epilepsia sólo se puede practicar en determinados centros sanitarios, con la infraestructura y los recursos humanos necesarios. Es necesario un equipo de personas 24 horas al servicio del paciente, ya que, además de las pruebas rutinarias (imágenes especiales, resonancias magnéticas, estudios neuropsicológicos, etc.). El más importante es la monitorización (registro de datos del paciente), que exige ingresar el enfermo durante una o dos semana para reducir o retirar de forma controlada la medicación, con el objetivo de detectar las crisis y localizar los focos que, posteriormente, serán extraídos por el cirujano.
En España hay muy pocos centros con capacidad para practicar cirugía de la epilepsia. Uno de ellos es el Hospital del Mar, que el pasado mes de septiembre firmó el convenio para conformar la Unidad Funcional de Cirugía de la Epilepsia de Cataluña junto con el Hospital Clínico y el Hospital de San Juan de Dios. La primera intervención robotizada se realizó en enero de 2013 y hasta el momento ya se ha podido practicar a un total de cinco operaciones, utilizando esta tecnología sin haber registrado vez complicación quirúrgica.
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