Sandra Melgarejo / Imagen: Adrián Conde. Madrid
El neurólogo Javier Olascoaga, coordinador de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario de Donostia, acaba de presentar el libro Alimentación sana para la esclerosis múltiple, que recoge consejos prácticos sobre nutrición que pueden ser de gran ayuda en la evolución de la enfermedad y en la mejor calidad de vida de los pacientes, y recetas de 52 de los mejores cocineros de nuestro país.
“La iniciativa surge a raíz de los interrogantes y comentarios de los pacientes, que preguntan si la comida influye, qué tipo de alimentación es más aconsejable… Uno es neurólogo, guipuzcoano y trabaja fundamentalmente en esclerosis múltiple, y se le ocurre exponer las respuestas y avances en un pequeño libro informativo y lúdico para pacientes y público en general”, comenta Olascoaga.
El neurólogo explica que hay estudios que ratifican que la alimentación puede ser una causa más dentro del origen ambiental que, se cree, tiene esta enfermedad en un individuo genéticamente dispuesto. “La alimentación sería una causa más, que acompaña quizá a causas más tangibles que tienen un efecto más claro, como el virus de Epstein-Barr, el déficit de vitamina D y el tabaco. El aporte de una dieta rica en grasas saturadas de origen animal podría formar parte del origen de la enfermedad, ser una causa más dentro del interrogante que los neurólogos nos seguimos planteando acerca del origen de la enfermedad”, detalla.
Aunque se desconoce con exactitud el impacto que puede tener la alimentación sobre la esclerosis múltiple, Olascoaga afirma que “una alimentación sana y bien reglada podría ser un factor que ayudara a que estos pacientes mejoraran su calidad de vida”. “Se ha visto que hay un porcentaje de pacientes con sobrepeso o con bajo peso, condiciones que también pueden afectar al día a día de los pacientes con esta enfermedad, como puede afectar en general a cualquier individuo”, indica.
En el libro se expone el valor que determinadas moléculas de los alimentos tienen sobre la enfermedad como antioxidantes, neuroprotectoras y antiinflamatorias. Se hace una revisión de la literatura médica y, en un lenguaje asequible para los pacientes, se expone qué alimentos contienen estas moléculas. Desde el punto de vista práctico, hay un listado de productos recomendados y no recomendados, y suplementos alimenticios con sus pros y sus contras.
La dieta que propone Olascoaga en el libro incluiría, por ejemplo “un desayuno rico en calorías que dé un aporte energético importante: una taza de chocolate, yogur con frutos secos o cereales, fruta (plátano, piña, kiwi, naranja, etc.). Si le añadimos una tostada con aceite de oliva virgen, muchísimo mejor”. Para la comida y la cena, recomienda “legumbres, verduras, carne blanca o de ternera, pescado (preferiblemente azul o salmón y otros pescados de aguas frías) y huevos”. Además, aconseja tomar todos los días algún fruto seco y té verde, porque “contiene flavonoides que tienen un efecto neuroprotector y antioxidante muy importante”.
Los alimentos que recomienda o no Olascoaga en el libro.
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El libro, prologado por los neurólogos especialistas en esclerosis múltiple Óscar Fernández y Xavier Montalbán, puede comprarse por 14 euros a través de las asociaciones de pacientes, aunque se espera que también esté disponible en librerías. Los beneficios obtenidos de la venta se destinarán íntegramente a las asociaciones de pacientes de esclerosis múltiple, representadas por Esclerosis Múltiple España (EME).
Estudios sobre nutrición y esclerosis múltiple
“Se sabe que la restricción calórica protege contra el daño oxidativo en las enfermedades neurodegenerativas. Por este motivo, se proponen dietas bajas en calorías para coadyuvar al retraso de la progresión de la enfermedad. Se ha probado que una comida rica en carbohidratos aumenta los niveles de insulina estimulando la expresión de moléculas inflamatorias. Por lo que sería recomendable en la dieta de estas personas la ingesta moderada de hidratos”, expone el neurólogo.
Se han descubierto moléculas bioactivas, específicas de la dieta, que regulan a la baja la expresión de moléculas inflamatorias. También existen varios compuestos naturales que pueden interferir las señales celulares, contrarrestando el estrés oxidativo y la producción de moléculas inflamatorias asociadas a la esclerosis múltiple: los polifenoles y los carotenoides, los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) y la vitamina D, entre otros.
“Teniendo en cuenta la limitada eficacia de los tratamientos actuales y con el fin de obtener un apoyo a las terapias aprobadas, como tratamientos coadyuvantes, se insiste en la investigación de diferentes compuestos nutricionales en función de sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Actualmente, se está estudiando el papel que podrían tener los polifenoles, los AGPI-03 y la vitamina D, lo que abre un nuevo escenario del que quizás surjan nuevas dianas y nuevas moléculas útiles para prevenir la esclerosis múltiple, cambiar su curso o incluso curarla en un futuro no lejano”, señala Olascoaga.
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